martes, 3 de marzo de 2015

Secretos a la luna

Cuando el sol se pone y se oscurece la habitación, las sombras rodean mi cama, llenas de pasión.

Las hojas de los árboles, golpean mis ventanas tratando de entrar; muertas de hambre, en busca de calor.

Y de pronto apareces, luna cómplice de mis noches entre las sábanas, luna oculta entre mis piernas, luna traicionera que proyecta y exprime, en mi cuerpo desnudo, el sudor de un guiño y el deseo a flor de piel, escondido entre caricias -no tan- ingenuas.

Luna querida, amiga mía, amante ardiente de mis dedos, vuelca toda tu luz sobre mi alma, desparrama mis sentidos en un fugaz encuentro, en un breve e intenso beso.

Luna bella, luna maestra de deseos, de historias efímeras de amor, siempre eternas entre las estrellas; susúrrame al oído el calor de sus manos, cóseme a lametazos en la espalda el latigazo de su mirada, tira y enrédame en el pelo la intensidad de sus labios, grábame a fuego en cada curva de mi cuerpo el paso de los besos que he soñado que me ha dado, y deja una estela candente, allí donde me ha tocado.

Dile, luna pálida, que muerda mis rodillas, que siento que flaqueo si veo su sonrisa, que recorra entre risas y el humo de un cigarro, la curva de mi cintura, que clavaré mis uñas, en su larga espalda -larga, como un día sin su tacto-, que si me deja, escribiré a besos sobre su cálido cuerpo, el desenfrenado latir de mi corazón, muerto de deseo.

Luna amada, luna alada, tú y yo que llevamos siendo amigas tantas vidas, me permitirás dejar a un lado tanta metáfora y tanto remilgo, amiga mía; sueño con el día que me tome entre sus brazos, y sentir cómo clava, su ardiente mirada en mi espalda, como una ola que rompe contra las rocas, empapando en agua y espuma salada, el pequeño puerto; sueño con perder las agujas del reloj contra la pared de su habitación, y terminar, con agujetas en el corazón.

Pero al final, luna mía, lo único que me queda esta noche, es sal y sudor, en la punta de mis dedos...

Y así, sin darme cuenta, la noche ya se ha acabado, y yo, te sigo pensando.


6 comentarios:

  1. La luna sonríe en el firmamento. Cruel broma del destino que parece burlarse de mi apatía. Mas no, sólo es un punzante recuerdo que jamás morirá.

    Un pobre gato maulla por el frío, buscando un refugio, el mismo que yo una vez encontré y no supe mantener.

    Pero ya no importa, y es que ahora, al igual que al felino, el destino me llevará a otros lugares, a conocer nuevas costumbres y a personas que no servirán para escapar.

    Yo jamás tuve futuro, ni volverá.

    Y si algo pude aprender del futuro perdido es a no huir de nuestros errores, pues nos perseguirán hasta en nuestros peores sueños.

    Con años de retraso pido un perdón sincero al cielo, al mundo, a ti. El infierno aguarda paciente, al otro lado de mi subconsciente, cuando queriendo verte, no pueda, cuando queriendo olvidar, recuerde.

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    1. No renuncies a un hijo/a, por favor firmalo, no merece menos

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  2. Algunos hijos deben ser bastardos y crecer por sí solos, enfrentándose a los posibles rechazos y admiraciones sin un ejemplo al que imitar.

    Y es que a veces, el mero hecho de saber que alguien reconoce tu simple existencia, sin importar procedencia, es todo el premio que se puede desear.

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    1. Y sin embargo, los padres sin cara nunca me agradaron, pues ocultan vergüenza y tormentos, y hay quien al reconocimiento entre las sombras, le llama acecho.
      Nos veremos en el infierno, hasta entonces, disfruta la tormenta.

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    2. Me gusta esa reflexión, y como no quiero llevar a confusiones, firmaré.

      Puedes llamarme Narukami Kun, espero que con eso tengas la información suficiente para empezar a conocerme, al igual que podría decir yo con tu alias. Quizá yo tenga la ventaja de poder leer varios escritos tuyos, pero si todo va bien, es posible que alguna vez mi escritor circustancial se pase por aquí.

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    3. Me gusta esa reflexión, y como no quiero llevar a confusiones, firmaré.

      Puedes llamarme Narukami Kun, un placer

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