Basura

Si no fuera por la luna
zarandeando mi locura
Si no fuera por las sombras
acechando en la penumbra
Si no fuera por sol
abrasando mis pestañas
Si no fuera por la música
desgarrando mis entrañas
Si no fuera -vida mía-
por estas ganas de morderte la boca
que siempre me acompañan
Si no fuera por mis caderas
acompasando cada paso
quemando cada cigarro
momento o venenoso extracto
elixir de la vida, el sexo y los excesos
ya sean verdad o mentira
Si no fuera -caricia de segunda mano- por los placeres de la vida
que amenazan con derrumbar cada valla, cada esquina
Si no fuera por los golpes -sangre, dolor y lágrimas- que gritan desde el agua
que aprietan el cuello
que no se te olvidan
Si no fuera por tus manos que me acompañan en el fuego y en el llanto
Si no fueran por mis manos que atraviesan -puños y garras-
mares y montañas

¿Qué sería de la vida si no fuera lucha?

¿Qué sería de la vida si no fuera (des)dicha?

Suicidal tendences

A veces te empeñas en volver y mirarme a los ojos.
Y aunque trate de desafiar al cielo, ahí estás para recordarme viejos tiempos, heridas sangrantes, ventanas abiertas y caídas al vacío.
No podrás conmigo,
no podrás, hermana.
Ya no anhelo tus uñas, ya no fumo tus versos, puede que me venzas y muera, puede, pero será otro día.

Me enamoré, hermana

Me enamoré de ti el día que te conocí,
el día que tu sonrisa tímida pedía tregua a tu propio dolor
de tus ojos llenos de vida, capaces de enmarcar los árboles.
Me enamoré al intuir tus heridas,
cuando éstas te piden sal y tequila, para recordar,
cuando te piden besos y caricias
cuando las fotografías, las llamas, las escribes
las gritas.
Me enamoré de ti y del barro
de la tierra que emanan tus manos,
de la lucha y la derrota que significan tus cantos,
de la diosa, madre, hija, bruja, que aunque no lo creas, aulla en tus venas.
Me enamoré de ti nada más verte,
nada más oírte,
nada más conocer la verdad que tu cabeza esconde,
las raíces de la madre,
el vientre de la tierra,
sangre y océanos en tu piel.
Me enamoré de ti,
y tu lucha continua.


Fotografía: Iosune de Goñi
  Su instagram: @mitxoletak.urrian
  Blog: http://ipsofiliak.blogspot.com

Sueño con ojos

       Sueño con ojos, cientos de ellos, que me miran.

       Sueño con ojos, desparejados, siento que de mi tiran.

       Sueño con ojos, miles de ellos, no dejan de aparecer. 

       Sueño con ojos, ninguno es tuyo, ojalá todos lo fueran.

       Sueño con ojos, abiertos  de par en par, rojos por la agonía de no parar

       de mirar.

       Sueño con ojos, sin vida, los alimenta mi oscuridad. 

       Sueño con ojos que rezan en el idioma del fuego, de la tierra seca

       y baldía. 

       Sueño con ojos que me amenazan con despertar mañana y visitarme sin descanso 

       cada día. 

       Sueño con ojos, cientos de ellos, miles de ellos, 

       más cada día, 

       que me miran, y aunque suplique, 

       ninguno me perdonará la vida.

Adiós

Adiós,
sólo tenía que decir adiós
quién me iba a decir que era tan fácil,
adiós
y cerrar la puerta tras de ti.

Ocupas mucho espacio y
adiós,
te quise tanto y
adiós,
no lo volveré a hacer.

Adiós,
y todo volvió
te lo dije muy despacio
adiós,
el sol volvió
y brilló,
los pájaros que revoloteaban
bajo mi ventana
ahora cantan,
adiós.

Ocupas mucho espacio y
adiós,
Si volviera atrás no sé si te volvería a querer
adiós,
ocupas mucho espacio y
hasta nunca,

Adiós.

La guerra de los mil años

Miras mi cara como si fuese un cacho de tierra
a conquistar, a labrar, a colonizar
como si yo hubiese elegido esta guerra
como si yo disfrutase de las granadas que arrancaron mis entrañas
Miras mis manos como si fuesen máquinas de matar
como si no fuesen a mi a quien estrangulan
como si te señalasen a ti y no a mi alma oscura
Miras mi boca como si fuese la cueva de una lengua viperina
como si no fuese a mi misma a quien escupe y lastima
como si estas ruinas en las que me he criado fuesen mi trono, mi corona, mi jardín de las delicias
Me miras como si fuese una eterna batalla entre la razón y la locura
y puede que de todas las mentiras sobre mi, esa sea la verdad absoluta
No soy una adulta, puede que tampoco una niña, a veces no sé ni si estoy aún viva,  pero hubo un tiempo en el que creí que podría acabar con esta matanza, pero sencillamente se evaporó, se marchó de tu mano un día.

Chupito de morfina

Me han anestesiado,
no sé cómo,
no sé cuándo,
puede que cuando tenía ocho años
no recuerdo el momento exacto.

Me han anestesiado,
ya no queda nada entre los dedos de mi mano,
la tormenta que tenía dentro se ha apagado
y echo de menos su llanto.

Me han anestesiado,
todo está oscuro en este cuarto,
sólo queda polvo en las esquinas
inundándolo todo a su paso.

Me han anestesiado,
me acompañan un puñado de pelusas,
se sientan conmigo en la mesa a la hora de cenar,
y preguntan; ¿dónde quedó tu sonrisa?
y contestan; se congeló en la nieve.

Me han anestesiado,
son las sombras las que acechan
una de ellas siempre tiene tu mueca,
la otra gruñe y me dice que ya no tengo apetito,
que debería no comer esta noche,
igual así por dentro me limpio,
pero siempre me enseña su otra cara
sonríe amable y me dice;
anda, no llores, te he traido chocolate,
come, come y revienta
¿qué otra cosa puedes hacer?

Me han anestesiado,
y el frío me ha rodeado
fuera el invierno está llegando,
dentro, jamás se ha marchado.